El empoderamiento es un proceso que permite a las personas tomar consciencia de la situación en la que viven y, a partir de esta percepción sobre su contexto, puedan desarrollar sus capacidades para cambiarlo, es decir, participen activamente en el proceso de transformación.

El empoderamiento de la mujer es el proceso que permite el incremento de la participación efectiva de las mujeres en todos los aspectos de su vida personal, social, económica y política. Las mujeres empoderadas refuerzan sus capacidades y protagonismo, son dueñas de sus vidas e intervienen plenamente y en igualdad en todos los ámbitos de su sociedad, incluyendo la toma de decisiones y el acceso al poder. Reconoce el protagonismo o preponderancia que las mujeres desempeñan en el plano individual y social.

Las mujeres latinoamericanas, en los últimos 30 años, han desarrollado estrategias y argumentos novedosos imponiéndose al control del poder dominante como es el patriarcado y el machismo, las mujeres han desarrollado sus potencialidades argumentativas y de negociación en alianzas mediante los cuales han legitimado sus concepciones y demandas.

En la historia de la región 13 mujeres han gobernado sus países. En Argentina: María Estela Martínez, 1974 – 1979; Cristina Fernández de Kirchner,  2007 – 2015; Bolivia: Lidia Gueiler, 1979 -1980; Jeanine Añez,  2019 -2020; Nicaragua: Violeta Barrios de Chamorro; Ecuador: Rosalía Arteaga, 1997; Guyana: Janet Rosenberg Jagan, 1997 -1999; Panamá: Mireya Moscoso, 1999 – 2004; Chile: Michelle Bachelet, 2006- 2021, 2014 – 2018; Costa Rica: Laura Chinchilla,  2010 – 2014;  Brasil: Dilma Rousseff,  2011 – 2016; Haití: Ertha Pascal –Trouillot,  1990 – 1991; Honduras: Xiomara Castro, 2022 – 2026. Siete de ellas llegaron al gobierno por elecciones democráticas, las demás ocuparon la silla interinamente.

En los últimos años, dieciséis países en Latino América lograron avanzar en reformas electorales mediante las cuales lograron leyes de cuotas y de paridad para la nominación de candidaturas dentro de los partidos políticos. Hasta diciembre del 2020, Cuba y Bolivia mantienen más del 50% de representación de mujeres en sus parlamentos; Nicaragua, Granada, Costa Rica y Argentina superan el 40%. Actualmente, 10 países no alcanzan el 20% de representación de mujeres en el parlamento, entre los cuales Haití se posesiona con el más bajo de la región con un 2.5%. (Datos obtenidos del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe)

El aumento de la presencia de las mujeres latinoamericanas en los poderes ejecutivos y legislativos, si bien a ritmos dispares, es principalmente la expresión de un cambio cultural respecto de la valorización de las capacidades de las mujeres.

En Bolivia, los datos de las elecciones nacionales de 2020 y subnacionales de 2021 reflejan que ha incrementado la participación política de las mujeres en espacios legislativos con el 55% en el Senado, 47% en la Cámara de Diputados, 45% en las Asambleas Departamentales y el 54% en los Concejos Municipales. Aún no es significativa la presencia de mujeres en los espacios ejecutivos de toma de decisiones, los cual implica todavía un desafío.

Los datos muestran que las mujeres en cargos políticos aún desempeñan la doble jornada, lo que implica más horas de trabajo por sus responsabilidades en el hogar y en sus cargos políticos.

Por otra parte, las mujeres en cargos electivos enfrentan un entorno socio-político adverso para el ejercicio de sus derechos. Se han hecho muchos esfuerzos por el empoderamiento sociopolítico de las mujeres, pero un entorno patriarcal generalizado en el país hace cada vez más complejo que las mujeres se posicionen con voz propia en el ámbito público y político  ejerciendo plenamente sus cargos políticos.

Por otra parte, las mujeres en cargos electivos todavía enfrentan adversidades para el ejercicio de sus derechos: el acoso político, la discriminación, la desvalorización a su trabajo, pese a los esfuerzos para su empoderamiento, hace complicado que las mujeres posicionen con voz propia sus intereses estratégicos.

La estructura de la sociedad en Huanuni es reconocida por las mismas mujeres (dirigentes, mujeres de base, profesionales y otras) como “machista”, con estructuras patriarcales arraigadas, a las que las mujeres se enfrentan. La discriminación y la falta de oportunidades laborales y la violencia son problemáticas sobresalientes que impiden el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres. “En Huanuni, la dependencia económica es un factor muy fuerte que hace que las mujeres soporten la violencia machista”, expresada en los altos índices de embarazo en adolescentes, cáncer cérvico uterino causado por el virus de papiloma humano y VIH.

En Huanuni existen varias organizaciones de mujeres. Durante varios años la Federación de Mujeres trabaja por la exigibilidad de los derechos de las mujeres gestionando espacios para la formulación de sus demandas. También está la Central Provincial de Mujeres Indígena Originario Campesinas Bartolina Sisa que se ha concentrado más en los proyectos socio productivo. Por su parte, el Comité de Amas de Casa de Huanuni tiene menos fuerza que en décadas pasadas en las que, junto a sus esposos trabajadores mineros, luchaban por mejores salarios y una canasta familiar digna. Actualmente  han perdido su orientación primigenia; su dependencia del sindicato minero no les permite fortalecerse”. La Red de Comunicadoras Populares, que aglutina a mujeres que desarrollan actividades de periodismo cívico para coadyuvar a mejorar la calidad de vida de Huanuni a través de acciones de comunicación popular.

En esta realidad, en el municipio de Huanuni, 5 mujeres ocuparon el cargo de alcaldesas, en distintas coyunturas políticas, algunas en ambientes de ingobernabilidad, épocas donde el patriarcado era muy fuerte, cuando los recursos económicos eran escasos.

La señora Sonia Rodríguez viuda de Guamán, ex alcaldesa, nos cuenta que fue sometida a varios procesos legales por autoridades paralelas a su gestión. Relata que tuvo que defenderse en varios procesos judiciales sola y con sus propios recursos económicos; tuvo una etapa dificultosa, ya que, además de lidiar con todas las dificultades que surgieron en su gestión, asumió la función de padre y madre para sus hijos porque quedó viuda por un accidente de trabajo de su esposo.

En las dos últimas gestiones, en la composición del concejo municipal las mujeres fueron mayoría, sin embargo, aun así tropezaron con algunas adversidades que no les permitieron alcanzar sus objetivos. Según la concejal Carmen Villca, lo que a ella le dificulta para ejercer su trabajo en beneficio de la equidad e igualdad de género es la falta de coordinación con el alcalde porque su cargo de Vicepresidenta del Concejo Municipal es obviada por el ejecutivo y los responsables de las distintas áreas del Gobierno Municipal de Huanuni. En la actualidad, el presidente del Concejo Municipal es un varón y la concejal Villca indica que no se puede desempeñar como quisiera. En cuanto a los roles que desempeñan las mujeres, menciona que ella es madre soltera que deja a su niña durante la semana con su madre y sus hermanas y el fin de semana se dedica a las responsabilidades de su hogar.

Roció Escobar, exconcejal de Huanuni, piensa que se incumple la Constitución Política del Estado porque no hay la igualdad del ejercicio de los derechos humanos dentro del Concejo Municipal, debido al machismo de sus similares en las decisiones que se adoptan en las sesiones.  De hecho, se acata a la mayoría y generalmente hay más hombres.  Como mujeres, agrega, “tenemos varias funciones dentro de la familia y el trabajo, las cuales no descuidamos: Tratamos de cumplir con ambas responsabilidades, nos damos modos, madrugamos, dormimos tarde o destinamos los fines de semana,  con tal de no descuidar la familia”.

Brenda Ramírez, que llegó a la concejalía en representación de la Federación de Mujeres, manifiesta que tuvo varias dificultades. Ella firmó un acuerdo de “gestión compartida” con el concejal titular, quién llegado el momento de cumplir con el compromiso moral no lo hizo.  Tuvo que presionar y exigir hasta que cumpla con su palabra, pero ya no tuvo la oportunidad de desempeñarse en el cargo los dos años y medio, sino menos tiempo razón por la que no pudo cumplir con lo planificado.

En la sociedad de Huanuni, aún no se ha logrado avanzar en la corresponsabilidad de roles dentro del hogar. Realizando la medición del tiempo empleado por las mujeres en cargos políticos y en las labores de casa, se demuestra que las mujeres trabajan más horas que los varones, lo que repercute en el desempeño efectivo de sus funciones en cargos políticos. Las mujeres tienen las mismas capacidades que los hombres, pero menos tiempo y mayor agotamiento por la cantidad de trabajo que desarrollan.

Se tuvo importantes avances en cuanto a la participación política de mujeres en cargos electivos los cuales tendrían que ser más provechosos para generar políticas con perspectiva de género, que acorten las desigualdades entre hombres y mujeres.

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